lunes, 23 de abril de 2012

30 años de "Rock & Ríos", el disco de nuestras vidas


Si hay un disco que me ha marcado como ningún otro en la forma de entender la música y vivirla en directo es el legendario "Rock & Ríos", undécimo álbum de Miguel Ríos y segundo en directo, tras los iniciáticos "Conciertos de rock y amor" de 1972, primer disco en directo grabado en España. Se han cumplido treinta años de los dos conciertos que dieron lugar a la grabación del disco, celebrados el 5 y 6 de marzo de 1982 en el inaudible pero legendario Pabellón del Real Madrid. "Rock & Ríos" es uno de los pocos discos grabados en directo que no fueron precediddos de una gira previa que fuese calentando motores y afinando sonidos para llegar a la grabación en plena forma.


En aquel momento, tras la histórica gira "La noche roja" de 1978 y los exitosos discos "Los viejos rockeros nunca mueren", "Rocanrol bumerang" y "Extraños en el escaparate" con sus respectivas giras, el siempre inquieto e innovador Miguel Ríos empieza a darle vueltas a volver a grabar el "Himno a la alegría", aprovechando que ya habían pasado diez años desde su grabación y que era un tema solicitado en cada concierto, pero con unos arreglos plenamente rockeros. Si hay algo que ha caracterizado a Miguel Ríos es su generosidad y ambición profesional. Los réditos conseguidos en cada gira lo invertía en la siguiente, llegando a más sitios, con mejores equipos, con los mejores músicos y la mayor espectacularidad. Pone encima de la mesa sus planes a Carlos Narea y a Tato Gómez, coproductores de sus dos trabajos anteriores, y conectan rápidamente con la idea. Los tres fueros ensamblando una experimentada banda compuesta por los músicos que le habían acompañado en las dos giras anteriores: Antonio García de Diego (guitarra y coros), John Parsons (guitarra), Paco Palacios (guitarra y coros), Tato Gómez (bajo y coros), Mariano Díaz (teclados), Mario Argandoña (batería y percusión), Sergio Castillo (batería) y Thijs Van Leer (teclados y flauta). Como invitado especial aparece el gran guitarrista Salvador Domínguez en cuatro temas compuestos por él: "Rocanrol bumerang", "La ciudad de neón", "Banzai" y "Reina de la noche".

En una industria discográfica española apenas naciente el presupuesto fue escaso, como se puede imaginar. En España no había ni una unidad móvil y hubo que alquilarla y traerla desde Inglaterra para los dos días de grabación. Se mezclaría en Marcus Studios durante cuatro días. Las cuentas eran claras: al ser un disco doble se dispondría únicamente de medio día para cada cara. Una vez planificada la grabación comienzan los ensayos en los míticos estudios Polydor de la madrileña Avenida de América. La grabación de un concierto tiene el riesgo inevitable de que no queda otra que hacerlo todo perfecto, ya que no hay vuelta atrás. De hecho, prácticamente se utilizó para el disco la grabación del concierto del segundo día, ya que la del primero no fue buena y hubo que desecharla en su mayoría. La unidad móvil regresaba a Londres a las 12 del día 7 de marzo, pero Carlos Narea,Tato Gómez y el propio Miguel Ríos, coproductores del disco, se dieron cuenta de que había que reforzar los coros. No se les ocurrió otra cosa que presentarse en la unidad móvil a primera hora de la mañana, aún aparcada detrás de la Ciudad Deportiva del Real Madrid y cantarse Tato Gómez y Carlos Narea el concierto entero haciendo coros.

Una vez ya en los Marcus Studios de Londres comienzan las mezclas a cargo del ingeniero de sonido Rafe McKenna y su ayudante Femi Jiya, que años más tarde figurará como ingeniero de sonido de algunos trabajos de Prince. Tras cuatro días frenéticos trabajando contrareloj el disco quedó preparado para ser editado. Hay que tener en cuenta que en aquellos años no existía la tecnología digital actual, sino que todo el proceso era absolutamente manual. A la mañana siguiente había que ponerse las pilas para masterizarlo, ya que el avión de regreso salía esa misma tarde y el presupuesto no estaba como para perder el avión. Ya de regreso en Madrid se comenzó con el diseño gráfico, a cargo del equipo de Polydor, compuesto por  José R. Cotelo, Barea y Javier G. Arroyo, que crearon el inolvidable logo que preside la portada del disco, más tarde impunemente plagiado por los creadores del macrofestival Rock In Río.

"Rock & Ríos" significó la ascensión a los cielos musicales de Miguel Ríos, y tal vez la sensación general de que de su mano el rock en España dejaba de ser algo prohibido, perseguido y denostado. La lucha de bandas de barrio como Leño, Topo o Burning por salir y demostrar que tenían mucho que decir tuvo su homenaje en el disco con un medley de canciones de estos grupos. Capitaneados por Miguel Ríos el rock en España alcanzó la mayoría de edad, convirtiéndose "Rock & Ríos" en la banda sonora de la vida de muchos de nosotros. No quiero dejar pasar esta ocasión para recordar a algunos de los integrantes de la banda que ya no están entre nosotros: Paco Palacios, excepcional guitarrista, y el batería y productor cubano Sergio Castillo, fallecido el pasado mes de marzo. Como dejó escrito el propio Miguel Ríos en los créditos del disco "lo hicieron porque no sabían que era imposible".

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