lunes, 1 de noviembre de 2010

Hasta siempre, Solomon Burke

Nos desayunamos con la triste noticia del fallecimiento de Solomon Burke en el aeropuerto de Schiphol (Amsterdam) de forma repentina. Se dirigía a la capital holandesa para actuar en el famoso Club Paradiso. Solomon Burke es uno de los habituales en la consulta, y de los artistas a los que guardo más cariño por la grandeza y la cercanía que nos demostró en el Festival de Jazz de Villalba (Viajazz) de 2003 en un concierto memorable.

Solomon Burke nació en Filadelfia en 1940 en el seno de una familia profundamente religiosa. Desde joven tuvo dos vocaciones: la religión y la música. En cuanto al área espiritual, desde muy joven fue el director de su propia congragación The House of God for All People. A través de la religión desembarcó en el mundo musical, para grabar un disco de gospel en 1956. Cuatro años después lo fichó Jerry Wexler, director del sello Atlantic Records. Da una vuelta de tuerca al soul tradicional dando paso al soul moderno, con un alto componente de gospel tradicional y yendo un paso por delante de los bluesmen clásicos del momento. Consiguió notables éxitos como "Just out of my reach (of my two open arms)" o "Got to get you off my mind". En 1964 escribe y edita la archiconocida "Everybody Needs Somebody To Love". Pese a ser llevada al número 1 por artistas como The Rolling Stones, Wilson Pickett o formando parte de la banda sonora de "The Blues Brothers", quiero que hoy nos quedemos con la versión original de este gran clásico, interpretada por su autor: Solomon Burke.

Aunque obtuvo un gran reconocimiento entre la crítica, nunca llegó a ser considerado una primera figura de la popularidad de James Brown o Sam Cooke. Esto fue tan cierto como que pasó desapercibido hasta 2002, en que publica el extraordinario trabajo "Don't Give Up On Me", en el que interpreta temas de Bob Dylan, Brian Wilson, Van Morrison, Elvis Costello y Tom Waits de forma absolutamente magistral. A partir de aquí comienza, aunque tarde, un despegue espectacular en todo el mundo. Fue considerado mejor disco de 2002, según la revista Mojo y consiguió un Grammy. La gira de ese trabajo fue la que lo trajo a España por primera vez en 2003, en el Festival Víajazz de Villalba (Madrid) y en Barcelona.

A partir de aquí comienza un sin parar de discos y giras mundiales hasta su muerte. Como curiosidad os puedo contar que fue padre de 21 hijos (14 hijas y 7 hijos), tuvo 90 nietos y 20 biznietos. Respecto de su actividad religiosa, llegó a tener el reconocimiento de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, que lo invitaron a importantes celebraciones religiosas en el Vaticano. No obstante y como prueba de su poca ortodoxia leed estas declaraciones al diario El País con motivo de la publicación para Chess Records del disco "Music to make love by": "Queríamos un disco para acompañar momentos íntimos. Así que llevamos parejas al estudio para que hicieran el amor y ajustamos el tempo de los temas a sus ritmos sexuales: que nadie dijera que mi elepé no servía para lo que anunciaba. El sexo es una parte maravillosa de la vida y deseo que todos, sean o no miembros de mi Iglesia, sepan disfrutarlo. Ya sé que la Iglesia católica no piensa como yo, pero debería replanteárselo". Genio y figura. Para despedirnos de este impresionante soulman de más de 200 Kg. de peso, lo que le obligaba a cantar sentado en un sillón estilo rococó, os dejo con la escena del seductor baile de la película "Dirty Dancing" en la que se utiliza como banda sonora su canción "Cry to me". Te lloraremos, Solomon Burke, pero sobre todo te seguiremos escuchando.