jueves, 19 de septiembre de 2013

Piano C. Red, el taxista del Chicago blues


La Consulta del Dr. Rhino le debía al bluesman y piano man Piano C. Red un pequeño homenaje después de su fallecimiento el pasado 3 de junio en Chicago cuando contaba con 79 años de edad. Su sobrenombre viene por el traje rojo que acostumbraba a llevarsobre el escenario, y C. por la inicial de Cecil, su nombre. No debemos confundirlo con Piano Red, de nombre real William Lee Perryman y que fue también conocido como Dr. Feelgood, ya fallecido en 1985.
 

 
Nacido como Cecil Fain el 14 de septiembre de 1933 en Montevallo (Alabama), su primer contacto con la música fue al escuchar a su madre entonar cantos espirituales en la iglesia. Siendo un chaval y en pleno gobierno de la Ley Seca Piano C. Red convenció a base del llamado Moonshine -un whisky casero destilado de maíz muy popular en la época- que fabricaba su padre a un pianista de nombre Fat Lilly para que le enseñara a tocar el piano. A los 12 años ya dominaba los fundamentos del blues, con 16 decidió emigrar a Atlanta en busca de fortuna. En 1956 emigra como tantos otros a Chicago, donde pronto empezó a hacerse un nombre respetado en Maxwell Street.
 

 
Chess records le ofrece en 1964 grabar versiones de canciones como "Slow Down And Cool It" y "Hundred And Two", mientras que acompaña a estrellas rutilantes como Elmore James, Memphis Slim, Fats Domino o el gran Muddy Waters. En los 70 editó algún single bajo el nombre James Wheeler. Sin embargo, nunca disfrutó de un contrato que le permitiera vivir de la música, sino que tuvo que compaginar su trabajo de taxista para la Chicago Carriage Cab Co. durante el día con sus actuaciones musicales por la noche. Así estuvo durante 40 años. En 1999 editó su primer álbum en solitario, titulándolo "Cab drivin' man". El 20 de marzo de 2006 sufrió un atraco en una gasolinera, donde fue tiroteado dejándole parapléjico. Poco a poco su salud ha ido empeorando hasta que su cuerpo dijo "¡basta!" el pasado 3 de junio. Merece mucho la pena ver este breve video grabado por el Herald Tribune TV en la habitación del Glencrest Nursing & Rehab Center, donde vivía confinado en su silla de ruedas. Descanse en paz.
 

 
 

viernes, 6 de septiembre de 2013

Martin Luther King, 50 años de su discurso "I have a dream"


El 28 de agosto de este año se ha conmemorado el 50 aniversario del discurso del reverendo Martin Luther King ante 300 mil personas desde la escalinata de la Explanada Nacional de Washington, a la sombra del monumento a Lincoln, el presidente que proclamó la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. La titulada "Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad" iba llegando a su fin. El discurso de Martin Luther King ocupaba el lugar decimosexto del programa, después de las actuaciones musicales de Bob Dylan, Joan Baez, Mahalia Jackson y Odetta, entre otros, y de los discursos de los seis organizadores, conocidos como The Big Six: James Farmer del Congress of Racial Equality (que estaba encarcelado al ser detenido durante una protesta en Louisiana y su discurso fue leído por Floyd McKissick), John Lewis del Student Nonviolent Coordinating Comitee, A. Philip Randolph de la Brotherhood of Sleeping Car Porters, Roy Wilkins de la National Association for the Advancement of Colored People, Whitney Young de la National Urban League y Martin Luther King de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano. Martin Luther King no era ni mucho menos el orador más conocido ni más esperado del evento, ya que presentaba un discurso contra la segregación racial al final de una agenda de contenido eminentemente económico.
 

 
El evento, retransmitido a todo el país por radio y televisión, tocaba a su fin. Era un caluroso día, y el público, ya cansado, comienza a retirarse a los autobuses y trenes que los llevará de vuelta a casa. Después de diez speakers se sitúa junto al atril un joven reverendo negro, vestido impecablemente de luto, y comienza con una amarga sentencia: "Hace un siglo, un gran americano, bajo cuya simbólica sombra nos encontramos, firmó la Proclamación de Emancipación. Este trascendental decreto llegó como un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros y esclavas negras, que habían sido quemados en las llamas de una injusticia aniquiladora. Llegó como un amanecer dichoso para acabar con la larga noche de su cautividad. Pero cien años después, las personas negras todavía no son libres. Cien años después, la vida de las personas negras sigue todavía tristemente atenazada por los grilletes de la segregación y por las cadenas de la discriminación. Cien años después, las personas negras viven en una isla solitaria de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después, las personas negras todavía siguen languideciendo en los rincones de la sociedad americana y se sienten como exiliadas en su propia tierra. Así que hemos venido hoy aquí a mostrar unas condiciones vergonzosas." En ese momento, la cantante de gospel Mahalia Jackson, que dijo que prefería el gospel al blues porque el gospel conlleva un mensaje de esperanza mientras que el blues te hunde en la tristeza, gritó: "¡Háblales del sueño, Martin!". Sin embargo, no será hasta la mitad del discurso, cuando el público ya agotado empieza a desconectar, y Martin Luther King decide abandonar el discurso escrito en contra de lo que le había aconsejado su asesor Clarence Jones mientras preparaban el discurso, y decide utilizar su experiencia como orador en la iglesia subido a un púlpito y el concepto del sueño que ya había utilizado en numerosas ocasiones desde 1961.
 

 
"Yo tengo un sueño: que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas. ¡Yo tengo un sueño, hoy! Yo tengo un sueño: que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y se unirá todo el género humano."
 
 
La letanía "I have a dream" consiguió llegar al corazón de los asistentes, arrancándoles su atención y sus aplausos. Aunque su discurso no ocupó las portadas de los periódicos, The New York Times publicó al día siguiente: "Pasará mucho tiempo hasta que Washington olvide la voz melódica y melancólica del reverendo Martin Luther King Jr. gritando sus sueños a la multitud". Sin embargo, como suele ocurrir, tanto Martin Luther King como su discurso se convirtieron en mito cuando le asesinaron cinco años después. Ya antes de morir declaró que su sueño se había convertido en su pesadilla. Se han cumplido 50 años de aquel discurso, y a veces parece que las cosas siguen igual.