A Canito le sustituyó Pedro J. Díaz a la batería, poniendo también la voz en alguna canción como "Niño mimado". A partir de ahí el éxito les sonríe, pero de forma proporcional se van hundiendo en el mundo de las drogas. Además, Pedro fallece en otro accidente de tráfico y Javier Urquijo les abandona. Dos años después Enrique y Álvaro levantan cabeza y refundan el grupo con Nacho Lles al bajo, el fabuloso guitarrista Ramón Arroyo y Steve Jordan a la batería, dándole un aire country en el que se sienten a gusto, y eso lo transmiten al público en su mini LP "El primer cruce". Viven sus mejores años hasta 1999, en que una lluviosa madrugada nos enteramos de la miserable muerte por sobredosis de Enrique Urquijo en un portal de Malasaña, a donde acudió a por su dosis letal. Cuando parecía que sin la personalidad de Enrique y sus tristes canciones llegaba el fin de Los Secretos, Álvaro se echó el grupo a la espalda, con Ramón y Jesús, e incorporando al teclista Jesús Redondo, firmando discos maravillosos, como "Solo para escuchar" o "Una y mil veces".
Si hay algo que ha caracterizado el sonido de Los Secretos durante estos 30 años ha sido el sonido de sus guitarras, especialmente la Rickenbacker de 12 cuerdas, que aporta ese sonido brillante y como amplificado, sin el cual el comienzo de "Déjame" jamás hubiera sonado así. En un principio esta fabulosa guitarra se llamó Rickenbacher, en honor al fundador de la empresa, Adolf Rickenbacher. Se cambió a Rickenbacker para evitar que tuviese cierto eco alemán durante la II Guerra Mundial, ya que combinado con Adolf, la cosa quedaba un poco sospechosa.
Un jovenzuelo llamado John Lennon compró en Hamburgo en 1960 una de ellas, un modelo 325 Capri, y no sabía que esto iba a cambiar la historia de su vida y la de la empresa Rickenbacker, ya que comenzó a utilizarla habitualmente durante los primeros años de The Beatles, convirtiendose en un asiduo de esta guitarra durante toda su carrera. George Harrison compró una Rickenbacker en 1963, y la propia factoría Rickenbacker le regaló el segundo ejemplar que se fabricó del modelo 360/12, de doce cuerdas. El sonido que despliegan las doce cuerdas le dieron una brillantez muy especial al disco "A Hard Day's Night", que fue grabado con esta guitarra en manos de Harrison en su totalidad.
Este sonido, denominado 12 string rick sound, influyó el el rock británico de los 60, haciendo adeptos en músicos de la talla de Pete Townsend (The Who), Jimmy Page (Led Zeppelin) o Roger McGuinn (The Byrds). En los 70 y 80 las guitarras Rickenbacker perdieron importancia en favor de instrumentos electrónicos, pero en los 90 comenzaron a resurgir de nuevo a renacer el gusto por las guitarras de grupos como U2 o R.E.M. o en general el movimiento grunge con Pearl Jam o Radiohead.
En España grupos tan fabulosos como Los Pasos (con el gran Joaquín Torres como auténtico pionero de la guitarra de 12 cuerdas en España) o Los Brincos le sacaron mucho jugo, aunque su mezcla de técnica y talento pasó desapercibida en aquellos felices 60 en los que nadie se fijaba si la guitarra que tocaban eran de 6 o de 12 cuerdas. Hoy destaca Juan Aguirre, de Amaral como usuario habitual de las 12 cuerdas. Para más información sobre estas guitarras visitad su web http://www.rickenbacker.com/.
Mientras tanto, aquí siguen Los Secretos. Por lo menos 30 años más, y los que vengan. Ahora, el escenario es de los más grandes: Los Secretos.
1 comentario:
Si esta claro que los beatles primero y luego roger mcguin de los byrds han contribuido a que el sonido rick de 12 cuerdas se convirtiera en escuela. Ese jingle jangle como dicen los americanos esta presente en los secretos y mas todavia en Amaral ya que Juan Aguirre lleva en su Rickenbacker pastilla toaster al contrario que Alvaro Urjillo que lleva las mas modernas high gain.
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