Asisto con cierta curiosidad desde el distante balconcillo que me proporciona mi postura liberal al debate que se está montando por la campaña publicitaria que han contratado algunas asociaciones de ateos y librepensadores para exhibir en autobuses de nuestras ciudades el mensaje "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida". En el caso de los autobuses barceloneses el mensaje será bilingüe, lo cual me resulta cuando menos sorprendente, ya que en otros casos se persigue y se sanciona al comerciante que libremente decide ofertar sus productos y servicios en el idioma oficial, o no se permite a los niños ser educados en el idioma oficial. ¡Ay, Dios!
"La mala noticia es que Dios no existe. La buena, es que no es necesario". Este es el mensaje que vestirán en la católica Italia los autobuses de la shakespeariana ciudad de Génova a partir del 4 de febrero si es que la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas de Italia consiguen recaudar el dinero necesario para afrontar esta campaña. También una congregación evangélica en Madrid está reuniendo pasta para publicitar en autobuses lo contrario, que Dios sí que existe. ¡Ay, dinero, dinero...! ¡Este sí que nos preocupa y no Dios! Por otra parte, pienso que si Dios no existe y además no es necesario, ¿para qué montar todo este carajal y este gasto en publicidad con más de 3 millones de parados? ¡Ay, Dios!
Dios y los grandes dinosaurios del rock han estado íntimamente relacionados, desde Elvis a B.B. King, de Jerry Lee Lewis a Little Richard, de Aretha Franklin a George Harrison. Todos ellos grabaron en algún momento canciones con sentido religioso, movidos probablemente por las ganas de expiar pecadillos de juventud.
Precisamente en estos días ha caído en mis manos un disco que hacía tiempo que buscaba. Se trata del homenaje que el mundo del gospel le rindió a Bob Dylan: "Gotta serve somebody". El gran Bob Dylan protagonizó una de las conversiones más sonadas de la historia de la música, abandonando el judaísmo y abrazando el cristianismo, lo cual le trajo no pocas críticas, la mayoría de los progres que le adulaban poco tiempo atrás, unos cayendo al vacío del ateísmo, y otros desbordados por las creencias orientales como el Hare Krishna y el hinduismo.
Bob Dylan nació en una familia judía, y fue educado en el judaísmo hasta bien entrada la adolescencia. Quizá por ello aparecen tantas y tantas referencia bíblicas en sus canciones. En 1978 Dylan pasaba por momentos emocionalmente difíciles, tras la separación de su mujer Sarah. Cuenta que un día Jesús le dio unos golpes en el hombro y le dijo: "Bob ¿por que te resistes a mi?". Dylan contestó: "no me estoy resistiendo". "¿Vas a seguirme?". "Bueno, no lo había pensado". (Bob Dylan al público en un concierto de Mayo de 1980). Y así empezó todo. Otros cuentan que un fan le lanzó un crucifijo de plata y que al recogerlo del suelo del escenario sintió como Jesús le llamaba. También tuvo algo que ver su lío con la actriz negra Mary Alice Artes, a la que dedicó su magnífico "Precious angel" ("Ángel precioso bajo el sol, ¿como iba yo a saber que serías tu la que me mostrara mi ceguera, mi descarrío, lo frágiles que eran los cimientos sobre los que me hallaba?).
De la lectura de la Biblia y de la nueva espiritualidad de Dylan, apareció como fruto el espléndido para mí, lamentable para muchos, "Slow train coming", con un joven Mark Knopfler a la guitarra y un coro gospel arropándole. Los conciertos comenzaban con un coro gospel compuesto por Regina Havis, Mona Lisa, Clyde King, Mary Bridges y Gwen Evans, que luego seguían como coro durante el concierto. El último disco de temática netamente religiosa fue el mediocre "Saved". Aquellos años se recogen en el interesante documental "Bob Dylan 1975-1981 Rolling Thunder & The Gospel Years". Ved el trailer.
Estos dos discos escondían auténticas joyas gospel que, seguramente interpretados por Dylan, perdían mucha intensidad. El desfile de figuras del gospel en este magnífico "Gotta serve somebody" es inigualable: The Mighty Clouds of Joy, The Fairfield Four, el coro multitudinario del Chicago Mass Choir y la escueta puesta en escena de Rance Allen únicamente acompañada por un órgano. El disco termina con un ensayo de Dylan y su banda, cuando alguien entra en el estudio. Es la sacerdotisa del gospel Mavis Staples, gran amiga de Bob Dylan. Intercambian bromas y chanzas y arremeten con una vibrante versión a dúo del “Gonna change my way of thinking”. Saboread el trailer de presentación de este disco. Después buscaréis este disco por los los lugares más recónditos hasta que lo escuchéis con delectación. Seguro que encontraréis significado a vuestra vida.
Qué queréis que os diga. Después de escuchar este disco me siento un poco más creyente y más arropado por alguien que está muy por encima de todos nosotros, simples seres terrenales. Y para sentir esto no me hace falta que nadie me recuerde si Dios existe o no cuando me suba al autobús. Mientras tanto, que nadie se preocupe, que seguiré sin preocuparme. Mientras tanto, seguiré disfrutando de la vida. Luis Buñuel dijo "gracias a Dios, soy ateo". Al final, va a resultar que los ateos son los que más se preocupan de Dios... Que Dios os bendiga a todos, creyentes o no.
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