viernes, 6 de septiembre de 2013

Martin Luther King, 50 años de su discurso "I have a dream"


El 28 de agosto de este año se ha conmemorado el 50 aniversario del discurso del reverendo Martin Luther King ante 300 mil personas desde la escalinata de la Explanada Nacional de Washington, a la sombra del monumento a Lincoln, el presidente que proclamó la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. La titulada "Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad" iba llegando a su fin. El discurso de Martin Luther King ocupaba el lugar decimosexto del programa, después de las actuaciones musicales de Bob Dylan, Joan Baez, Mahalia Jackson y Odetta, entre otros, y de los discursos de los seis organizadores, conocidos como The Big Six: James Farmer del Congress of Racial Equality (que estaba encarcelado al ser detenido durante una protesta en Louisiana y su discurso fue leído por Floyd McKissick), John Lewis del Student Nonviolent Coordinating Comitee, A. Philip Randolph de la Brotherhood of Sleeping Car Porters, Roy Wilkins de la National Association for the Advancement of Colored People, Whitney Young de la National Urban League y Martin Luther King de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano. Martin Luther King no era ni mucho menos el orador más conocido ni más esperado del evento, ya que presentaba un discurso contra la segregación racial al final de una agenda de contenido eminentemente económico.
 

 
El evento, retransmitido a todo el país por radio y televisión, tocaba a su fin. Era un caluroso día, y el público, ya cansado, comienza a retirarse a los autobuses y trenes que los llevará de vuelta a casa. Después de diez speakers se sitúa junto al atril un joven reverendo negro, vestido impecablemente de luto, y comienza con una amarga sentencia: "Hace un siglo, un gran americano, bajo cuya simbólica sombra nos encontramos, firmó la Proclamación de Emancipación. Este trascendental decreto llegó como un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros y esclavas negras, que habían sido quemados en las llamas de una injusticia aniquiladora. Llegó como un amanecer dichoso para acabar con la larga noche de su cautividad. Pero cien años después, las personas negras todavía no son libres. Cien años después, la vida de las personas negras sigue todavía tristemente atenazada por los grilletes de la segregación y por las cadenas de la discriminación. Cien años después, las personas negras viven en una isla solitaria de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después, las personas negras todavía siguen languideciendo en los rincones de la sociedad americana y se sienten como exiliadas en su propia tierra. Así que hemos venido hoy aquí a mostrar unas condiciones vergonzosas." En ese momento, la cantante de gospel Mahalia Jackson, que dijo que prefería el gospel al blues porque el gospel conlleva un mensaje de esperanza mientras que el blues te hunde en la tristeza, gritó: "¡Háblales del sueño, Martin!". Sin embargo, no será hasta la mitad del discurso, cuando el público ya agotado empieza a desconectar, y Martin Luther King decide abandonar el discurso escrito en contra de lo que le había aconsejado su asesor Clarence Jones mientras preparaban el discurso, y decide utilizar su experiencia como orador en la iglesia subido a un púlpito y el concepto del sueño que ya había utilizado en numerosas ocasiones desde 1961.
 

 
"Yo tengo un sueño: que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas. ¡Yo tengo un sueño, hoy! Yo tengo un sueño: que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y se unirá todo el género humano."
 
 
La letanía "I have a dream" consiguió llegar al corazón de los asistentes, arrancándoles su atención y sus aplausos. Aunque su discurso no ocupó las portadas de los periódicos, The New York Times publicó al día siguiente: "Pasará mucho tiempo hasta que Washington olvide la voz melódica y melancólica del reverendo Martin Luther King Jr. gritando sus sueños a la multitud". Sin embargo, como suele ocurrir, tanto Martin Luther King como su discurso se convirtieron en mito cuando le asesinaron cinco años después. Ya antes de morir declaró que su sueño se había convertido en su pesadilla. Se han cumplido 50 años de aquel discurso, y a veces parece que las cosas siguen igual.

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