sábado, 26 de noviembre de 2011

John Lee Hooker, el rey del boogie (1ª parte)


Este año se cumple el décimo aniversario del fallecimiento de John Lee Hooker, una de las más influyentes y significativas leyendas del blues de todos los tiempos. Nació en una granja de Clarksdale, en pleno Mississipi, un 22 de agosto de 1917, aunque cambió su fecha de nacimiento en varias ocasiones hasta que a su muerte se confirmó la auténtica. Su padre, además de agricultor, era pastor de una iglesia baptista. Al poco tiempo se trasladan a una plantación de bananas y allí conoce a otros niños de su edad que con el tiempo se convertirían en los bluesmen Snooky Pryor y Jimmy Rogers, entonces conocido como Jimmy Lane. Sus padres se separan en 1928 y John Lee Hooker queda al cuidado de su madre. Este acontecimiento marcará su vida, ya que su madre vuelve a casarse con un bluesman de la zona, William Moore, y le enseña a tocar la guitarra. Su casa es un punto de reunión de los amigos de su padre, y contaba que llegó a conocer a personajes como Charlie Patton o Blind Lemon Jefferson que estaban de visita en su propia casa.

En 1931 decide, como muchos otros negros del sur, emigrar hacia el norte industrial en busca del trabajo y la prosperidad que el sur no les ofrecía. Entretanto hace escala en Memphis, en casa de una tía. Prueba en diversos empleos y toca con Robert Lockwood, cuya madre fue pareja de Robert Johnson, quien le enseñó a tocar la guitarra. En 1935 marcha a Cincinnati, donde desempeña diferentes trabajos de escasa entidad mientras colabora con grupos gospel. Cumplido el servicio militar se instala en Detroit en 1943, al abrigo de la pujante industria del automóvil. Encuentra trabajo como conserje en la fábrica de Chrysler, mientras actúa por la noches en los clubes de la ciudad. Se casa dos veces, teniendo seis hijos con su segunda mujer.

John Lee Hooker presenta una de sus canciones a Bernard Bessman, productor local y propietario de una tienda de discos. Le gusta y le lleva a los United Sound Studios para grabarla bajo la dirección de Maurice King, que años más tarde sería director musical de la Motown. La canción en cuestión es "Boogie chillen", interpretada únicamente con una guitarra eléctrica trepidante, sin melodía, solo un riff repetido sin descanso, acompañado del taconeo del pie siguiendo ese ritmo contagioso. Por encima, su voz grave sin cantar, narrando una historia sin parar, sin rima definida, como los pioneros del blues rural. Pero aquella forma de tocar blues no se parecía a nada de lo que se escuchaba a finales de los 40. Había nacido un nuevo estilo: el boogie. El propio John Lee Hooker dijo: "Lo tomé de mi padrastro, Ese ritmo era suyo. Simplemente está ahí. Y simplemente sale hacia afuera". "Boogie chillen" vendió más de un millón de copias y saltó al número 1 de las listas. Se dice que un disc jockey de una radio station de Nashville emitió la canción doce veces seguidas. El disc jockey se llamaba Riley B. King, que más tarde llegaría a ser conocido en los ambientes como B.B. King. Aprovechando el tirón, durante el año siguiente edita "Hobo blues" y "Crawling King Snake", y ya en 1951 "I’m in the mood" se aúpa al número uno de las listas.  En este video le podéis ver interpretando "Hobo blues".


En 1955 acaba su contrato con Modern Records y fichó por el sello de Chicago Vee Jay, convirtiendo en éxito los temas "Dimples" y "Boom boom", en los que ya no aparece solo, sino acompañado de una banda, al uso de la época.

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