Hoy la cosa va de fútbol, amigos. Se han enfrentado cara a cara mis dos equipos de siempre: el de nacimiento y el de adopción. El de nacimiento es el Atlético de Madrid, el Atleti de mis penas y de mis alegrías. El de adopción es el Liverpool de Torres, al que nuestro hijo pródigo se marchó en busca de fortuna, de Pepe Reina, hijo de Miguel Reina, el porterazo del gran Atlético que debió ser campeón de Europa, y de Luquitas Leiva, sobrino del exquisito Leivinha. A finales de los 70, cuando yo tenía 12 o 14 años, Liverpool era la ciudad de unos melenudos llamados The Beatles que cantaban a un submarino amarillo y de un equipo de fútbol cuyos colores eran también el rojo y el blanco, que eran defendidos por gladiadores como Ray Clemence, Kenny Dalglish, Phil Neal, Michael Robinson, John Toshack o Sammy Lee. Es con diferencia el primer club de Gran Bretaña, y no solo en títulos, que a mí eso me la sopla, sino sobre todo en historia y autenticidad. Me refiero a costumbres como la de que cada jugador debe unir con los cordones sus propias botas, para que el utillero no se las vea ni se las desee hasta emparejarlas, llenas de barro. O como cuando llegó Rafa Benítez, y viendo las viejas duchas de azulejos blancos y los bancos de madera de los vestuarios de Anfield, lo primero que dijo es que todas esas instalaciones había que reformarlas inmediatamente. Se dice que el capitán Steven Gerrard le respondió: "Mr. Benítez, esto es Anfield. En estas duchas se han duchado nuestros padres y nuestros abuelos, y en estos vestuarios con bancos y taquillas de madera, con viejos y desportillados azulejos blancos, se han cambiado nuestros padres y nuestros abuelos, nos cambiaremos nosotros, y se cambiarán nuestros hijos y nietos. Esto es el Liverpool. Creo que no hay ninguna razón para que esto cambie". Gran lección de humildad, amigos.
“You’ll Never Walk Alone” es una canción compuesta por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II ("Sonrisas y lágrimas", "El rey y yo", "Oklahoma") para el musical "Carousel" en 1945. En la obra, al morir Billy Bigelow, es interpretada para reconfortar a la protagonista Julie Jordan, madre de una niña y embarazada de otro. La canción se vuelve a repetir en la escena final durante la graduación de la hija de ambos. Durante la II Guerra Mundial, la canción se cantaba en los teatros por todos los asistentes ya que tenían familiares y amigos luchando en la guerra. Hay muchas versiones como las de Frank Sinatra, Judy Garland, Nina Simone, Elvis Presley o incluso los Tres Tenores. De todas las versiones me quedo con esta de Tom Jones, el Tigre de Gales. Una gran voz, sin duda.
En 1963 un grupo de Liverpool, Gerry & the Pacemakers, hicieron una versión absolutamente pastelosa que llegó a estar cuatro semanas en el número uno de las listas del Reino Unido. En esa época se repetía en Anfield Road una y otra vez antes de los partidos, y la Kop, la hinchada del Liverpool, la comenzó a cantar antes del comienzo de los partidos. Esta especie de ceremonia se sigue cumpliendo religiosamente antes de cada partido. En 1982, la inscripción con el título de la canción pasó a formar parte del escudo del equipo. La versión de Gerry & the Pacemakers es la actualmente se emite por los altavoces de Anfield Road antes de cada encuentro. Aquí está.
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