domingo, 14 de septiembre de 2008

Montero Glez, navajero y suburbial


Así le definía hace años el diario El Mundo, cuando el editor Mario Muchnik rescató de un almacén su novela "Sed de champán", después de que la editorial Edhasa la retirase a los tres meses de haber sido publicada porque no confiaba mucho en que resultara interesante.

Hoy se sienta en el diván Roberto Montero González, conocido en los ambientes como Montero Glez. Lo de los alias le viene al pelo, ya que ha publicado bajo pseudónimos tan variopintos como Roberto del Sur, Paco Jones, Bob Hunter o Aldo Monterini. Madrileño de Chamberí y más chulo que un ocho, ha sido una bocanada de aire fresco en el mundo literario español. Sánchez Dragó dijo de él: "Monterito, lo mejor de tu novela es el estilo". O Pérez Reverte: "Le envidio la prosa a ese hijo de puta. Lo juro". Cambió su residencia de Chamberí a Tarifa, "viviendo en contacto con el viento, el agua y la tierra. Me cansé de poner el fuego", y ahora dicen que para por Fuerteventura, tierra de volcanes. Bebió de Celine y Baroja, amigo de sus personajes perdedores y suburbiales, y mucha novela de quiosco, de las que ahora llaman pulp.

Sus personajes, según los definió el propio autor, son hijos espirituales del Pijoaparte de Marsé, el Pedro Navaja de Rubén Blades, el Gatsby de Scott Fitzgerald y, en definitiva, el Julien Sorel de Stendhal. Ante esto, lo único que podemos hacer es preparar un whisky con mucho hielo, colocarnos la lámpara de lectura a nuestra izquierda, arrellanarnos en nuestro sillón más viejo (el que tiene ya la forma de nuestro trasero) y entregarnos a la lectura sumergiéndonos en los peores barrios de la ciudad que toque, ya sea Madrid o Conil de la Frontera.

Montero Glez es autor de las novelas "Sed de Champán" (1999), "Cuando la noche obliga" (2003) y "Manteca Colorá" (2005), así como de un volumen de cuentos titulado "Besos de fogueo" (2007), que han sido traducidas al francés, holandés, italiano y ruso. Además, desde 1984 ha estado dedicado al periodismo y ha colaborado en distintos medios de comunicación bajo diferentes seudónimos. Asimismo, ha reunido sus artículos de opinión en "Diario de un hincha, el fútbol es así" (2006) y "El verano: lo crudo y lo podrido" (2008). "Pólvora negra" es la cuarta novela de Montero Glez, y ha ganado el XXXII Premio Azorín de Novela, en la reconstruye el atentado contra Alfonso XIII a manos del anarquista Mateo Morral. Habrá que leerla.
Entretanto, os recomiendo que os paséis por su web http://webmonteroglez.wordpress.com/ y desgranéis su blog "La Trinchera Cósmica" en http://www.bestiario.com/trinchera/, al que subtitula "Un Alamanaque Incendiario". Sin desperdicio.

Hay novelas que tienen banda sonora, como ya os he contado en alguna ocasión. Las de Montero Glez me suenan a rumba y flamenquito. Por eso os invito a escuchar al gran Kiko Veneno, el maestro que nació en Figueras, creció en Cádiz y vive en Sevilla, versionando el legendario "Stuck inside of Mobile with the Memphis Blues Again" de Bob Dylan.

Como muestra del talento de Montero Glez os dejo esta sentenciosa frase de uno de los personajes de su "Sed de champán": "Al final, la vida, esa vieja puta, compadre, va y a cada uno le pone en su sitio. Y si de eso no se encarga la vida, no hay que preocuparse, compadre, pues ya se encargará la muerte". Como ha dicho Pérez-Reverte: "Y ahora vayan y léanselo, si tienen huevos".

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