sábado, 19 de febrero de 2011

Gladys Horton, la voz de The Marvelettes


Gladys Horton, cofundandora y vocalista solista de The Marvelettes, ha fallecido en California a los 66 años tras sufrir un derrame cerebral en el asilo donde vivía desde hace un año, tras sufrir una apoplejía. Fue criada por padres adoptivos en los suburbios de Detroit, y siendo una adolescente ya sintió la llamada de la música y formó su primero grupo vocal: The Casinyets, nombre tomado de la frase "can't sing yet". Llamó la atención del capo Berry Gordy y su sello Motown, y las fichó, cambiándolas el nombre por The Marvelettes. Fue el primer girl group fichado por la Motown, por lo que se las considera las precursoras de todo un estilo de la época. Debutaron con "Please Mr. Postman" y fueron directas al número 1, en el que se mantuvieron durante 14 semanas. Gladys Horton puso la voz solista en este tema que narra la historia de una chica que solo desea que el cartero le traiga una carta de su novio, que está en la guerra. Como curiosidad cabe apuntar la aportación de un joven Marvin Gaye a la batería. Por si fuera poco, The Beatles lo incluyeron en su segundo álbum "With The Beatles" en 1963 y The Carpenters lo versionaron en 1975. Pero hoy nos quedamos con la genuina interpretación de The Marvelettes con nuestra homenajeada Gladys Horton como solista.

La moda de los girls group se extiende y llegan competidoras como The Ronettes, The Supremes o Martha & The Vandellas . Entretanto, Wanda Young, integrante del grupo, va adquiriendo cada vez más protagonismo hasta que Gladys Horton abandona la banda en 1967 tras quedarse embarazada. Tras su retirada, Smokey Robinson aportó buenas composiciones a The Marvelettes, pero sin su vocalista estrella no consiguieron remontar el vuelo, fracasando incluso en su intento de conquistar el Reino Unido. Ahora, la inconfundible voz de Gladys Horton se ha apagado para siempre.

miércoles, 9 de febrero de 2011

"Razas", la última obra de David Mamet

He tenido ocasión de ver en teatro la obra "Razas", último texto del autor chicagüense David Mamet, que se está representando en el Matadero de Madrid bajo la dirección de Juan Carlos Rubio y la interpretación de Toni Cantó, Emilio Buale, Bernabé Rico y Montse Plá. Una sencilla trama en apariencia -un joven millonario blanco es acusado del delito de violación de una chica negra y acude a un bufete interracial para su defensa- da lugar a una serie de reflexiones sobre el racismo existente en la sociedad actual norteamericana y una sutil pero feroz crítica al sistema judicial estadounidense.

Como no podía ser de otra manera, habiendo salido el texto de la pluma de David Mamet, el trasfondo cobra más y más importancia a medida que avanza la representación. De esta forma, Jack y Henry, blanco y negro respectivamente, ambos elegantes jóvenes ex compañeros de la Facultad de Derecho y actualmente amigos y socios de un prestigioso bufete se nos muestran como personalidades contrapuestas que debaten, mientras diseccionan el caso que les ocupa, sobre los pecados capitales de la sociedad americana: el racismo en todas sus vertientes (blancos contra negros, negros contra blancos, negros contra negros y blancos contra blancos), el machismo, la ostentación de la riqueza o la diferencia entre clases. Cuando entra en acción una joven abogada negra recién contratada por el despacho pone las cartas sobre la mesa destapando las miserias humanas que hierven bajo la mesa en la que se discute el enfoque del caso, convirtiéndose en el personaje clave de la obra.

El otro tema que David Mamet saca a colación es el sistema judicial de los Estados Unidos, en el que los abogados son los principales actores de una representación legal ante un juez, el que no importa si el acusado es realmente culpable o inocente, conviertiéndose el tribunal en un mero teatro. Si el acusado puede costearse un buen abogado que pueda tergiversar la realidad con un discurso eficaz e impactante ante el jurado, investigar en el pasado de la otra parte, comprar informes, testigos, pruebas, el acusado será declarado inocente y nuevamente admitido en la sociedad con todos los honores.



David Mamet es para mí uno de los grandes autores contemporáneos. Nació en Chicago hace 63 años y es novelista, ensayista, dramaturgo, guionista y director de cine. Como dramaturgo consiguio el premio Obie al Mejor Dramaturgo por "Sexual perversity in Chicago". "American buffalo", que años después llevaría al cine, fue votada mejor obra del año por el New York Drama Critics Circle. En 1978, recibió el Outer Critics Circle Award por su contribución al teatro americano. El premio Pulitzer le llegó en 1984 por la renombrada "Glengarry Glen Ross", que pudimos ver representada el pasado año por estas fechas en el Teatro Español de Madrid con gran eficacia bajo la dirección del argentino Daniel Veronese por actores de la categoría de Carlos Hipólitos y Gonzalo de Castro, entre otros.



James Foley dirigió sobriamente el guión preparado por David Mamet sobre su propio texto teatral, con un elenco de actores absolutamente galáctico: Alec Baldwin, Jack Lemmon, Kevin Spacey, Al Pacino, Ed Harris o Alan Arkin. Entre la obra teatral y el filme dista muy poco. Parece estar viendo misma obra pero rodada en diferentes planos. En cuanto al guión, no cambia una coma. A muchos nos recuerda la adaptación cinematográfica de la mítica "Doce hombres sin piedad". "Glengarry Glenn Ross" mantiene argumento siempre actual, en el mientras la crisis apremia a una empresa inmobiliaria los directivos, para superarla, proponen a sus cuatro vendedores un competitivo reto: quien menos venda será despedido. Los más bajos instintos de superviviencia aflorarán en función de la personalidad de cada personaje. El espectacular monólogo de Alec Baldwin durante la reunión de ventas es utilizado como apoyo en las más prestigiosas escuelas de negocios de todo el mundo. Merece la pena ver la crueldad con la que se expresa.



Repasando sus trabajos, me doy cuenta de que buena parte de las películas que más aprecio son fruto del guión de David Mamet. Hablo de trabajos como "La cortina de humo" o el espléndido drama jurídico "Veredicto final", por las que en ambas fue nominado al Oscar. Grandes guiones para grandes películas son los de "¿Qué pasó anoche?", "Los intocables de Elliot Ness", "Nunca fuimos ángeles", "Ronin" o "Hannibal", entre muchas otras. Mención especial merece el guión que adaptó para la versión que Bob Rafelson rodó en 1981 de la novela "El cartero siempre llama dos veces", de James M. Cain. Las interpretaciones de Jack Nicholson y Jessica Lange fueron magistrales, dándolo todo. Tanto que se dice que en la famosa escena de amor entre ambos sobre la mesa de la cocina, rebozados en harina, vivieron tan intensamente la escena que hubo sexo real. Lo cierto es que nunca lo sabremos. Como curiosidad, durante la promoción de la película se utilizó el slogan: "Si existiese un undécimo mandamiento, también lo hubieran incumplido" ("If there were an 11th Commandment, They Would Have Broken That, Too."). Recordemos el trailer de "El cartero siempre llama dos veces" mientras encontramos el momento ideal para verla de nuevo.



David Mamet es sin duda uno de los más grandes creadores actuales. También ha hecho el trabajo a la inversa: ha adaptado cuatro obras de Chejov al teatro ("El vint", "El jardín de los cerezos", "Tres hermanas" y "Tío Vania"). Ha escrito obras de teatro infantiles y cuentos, ha compuesto canciones para su esposa la cantante folk Rebeca Pidgeon, ha representado pequeños papeles en la televisión y en el cine, ha escrito innumerables ensayos y artículos periodísticos y es profesor de arte dramático en el Goddard College (donde estudió), en la Chicago University, la Yale School of Drama y la New York University´s Tisch School of The Arts. Hacedme un favor: a David Mamet no le perdáis la pista.